En algún sistema lejano del vasto universo, el imperio dauar se desmorona. Tras años de dominio y conquista, de expansión del orden basado en palabras como honor, valor y orgullo. El imperio se ha convertido en un nido de corruptos burócratas, cuyo emperador ha demostrado ser débil e indeciso.

Frente a él, avanzando inexorablemente, el imperio Uracsano. El enjambre que todo lo destruye y cuyo propio orden se basa en su ortodoxa e inflexible religión. El enjambre está destinado a imponerse porque así lo desea el sagrado Asias.

Sobre este planteamiento, Andrés Díaz Sánchez se centra en tres situaciones que nos muestran la verdadera esencia e importancia del momento que viven ambos imperios y el resto de razas y planetas bajo su dominio.

Cubierta de El imperio contra dios, de Andrés Díaz Sánchez
El imperio contra dios, de Andrés Díaz Sánchez

La primera parte, muestra el viaje y regreso de un grupo de dauares que, tras la debacle del imperio, buscan venganza en un lejano y semidesconocido planeta. El trayecto les llevará a grandes descubrimiento y nuevos planteamientos de lo que realmente significa la probable caída de su imperio. Me recordó a algunos episodios clásicos de Star Trek.

La segunda parte, muestra el último intento del imperio por no ser sometido y devorado por el enjambre, cuya cultura y creencias borran cuanto tocan, asimilando a sus siervos y convirtiéndolos a Asias. Aquí se imponen las grandes batallas espaciales de flotas inconmensurables, destructoras de planetas. Grandes combates estelares.

Cubierta de El imperio contra dios, de Andrés Díaz Sánchez. Equipo Sirius
El imperio contra dios, de Andrés Díaz Sánchez. Equipo Sirius

Por último, se pone el foco en los, hasta ahora, desconocidos y temidos uracsanos. El enjambre de guerreros sin voz. Una sociedad extremadamente jerarquizada, dominada por la religión, el miedo y la violencia donde por fin, se escuchan voces más allá de la ortodoxia.

Un gran drama estelar. Una muy buena novela de Andrés Díaz Sánchez

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